
Para que puedas tener un cuidado de la piel adecuado es súper importante que conozcas ¿cuál es tu tipo de piel? De esta manera podrás saber las necesidades que tu piel necesita cubrir. Este es el primer paso para que diseñes el ritual de belleza más apropiado para tu piel.

Tipos de Piel
Piel Normal
La piel normal se caracteriza por su apariencia delicada, radiante, suave al tacto y firme. Aunque muchas quisiéramos tener este tipo de piel la realidad es que la piel cambia con el paso de los años y depende de los cambios fisiológicos de nuestro cuerpo. Se observa principalmente en los niños y algunas personas adultas.
Piel sensitiva
La piel sensible se caracteriza por presentar diversos síntomas en el rostro como prurito (picor), eritema (enrojecimiento), irritación, cosquilleo, tirantez y ardor. Cuando hablamos de este tipo de piel nos referimos a que es híperreactiva, esto quiere decir que es intolerante o que reacciona más que una piel normal. Es frecuente que estas personas no toleren bien los cosméticos y por lo general suelen presentar alergias a algunos componentes que estos contienen. Por este motivo es bien importante que estas personas utilicen cosméticos nobles para su piel y productos que sean aprobados por dermatólogos.
También existen diversos factores que ocasionan este tipo de reacciones, estos son los siguientes:
- Cosméticos: Productos cosméticos, jabones, agua, rasuradora, silicón, entre otros.
- Físicos: Luz UV, calor, frío, viento, fricción de la piel, entre otros.
- Fisiológico: Estrés, emociones y diversas enfermedades.
- Factores internos: Alimentos muy condimentados, alergia a alimentos y medicamentos.
Este fenómeno es realmente frecuente, pues afecta a 1/3 de la población adulta. Las mujeres (60 %) sufren esta condición en mayor medida que los hombres (40 %). Algunas pieles, además, tienen mayor predisposición a la sensibilidad que otras, debido a factores familiares y genéticos, en especial las pieles claras, aunque el color de la piel no tiene nada que ver con la tendencia de sensibilidad. Además, una piel sensible puede ser, también, una manifestación clínica de alguna patología del rostro, como lo son rosácea, eczema y dermatitis seborreica.

Piel combinada
Este es el tipo de piel más común, la piel mixta se caracteriza por tener zonas grasas y zonas secas. Por lo tanto, este tipo de piel debe cuidarse como si se tuvieran dos caras, utilizando productos específicos para las diferentes zonas. Sin embargo, existen cremas y tónicos específicos para este tipo de piel. La zona grasa de este tipo de cutis, también conocida como “Zona T” está compuesta por mentón, nariz y frente. El resto del cutis, mejillas, contorno de ojos y cuello, presenta mayor sequedad. En la zona grasa es en donde suelen aparecer los puntos negros, los poros dilatados y el sebo. Por el contrario, en la zona seca la piel es más fina, no suele aparecer acné y los poros se encuentran cerrados, sin embargo en ésta zona se hacen visibles prematuramente las arrugas y la falta de hidratación provoca el envejecimiento de la piel.

Piel seca
Esta piel se caracteriza por una sensación tirante, áspera, con sensación de picor, descamaciones y “piel de serpiente”. Una piel de seca a muy seca se manifiesta, por una sensación desagradable en rostro y cuerpo, en especial después del baño. Como está mal nutrida, la piel no cumple eficazmente su función barrera. El médico diagnosticará si se trata de piel seca (también denominada xerosis) a partir de dos criterios diagnósticos: un aspecto pálido y desvitalizado, signos clínicos epidérmicos de descamación, agrietamiento, en ocasiones inflamación y pérdida de elasticidad. Las irregularidades de la superficie de la piel pueden llegar a ser más graves que la sequedad. Se caracteriza por la aparición de eccema, particularmente en forma de eccematide acromiante (o pitiriasis, manchas blancuzcas y resecas en la piel), que aparece de pronto en mejillas y brazos de los niños (siguiendo un cuadro de dermatitis atópica). Dentro de la piel seca, se pueden distinguir varios estados:
- Piel seca: incomodidad pasajera, sensación ligeramente tirante, descamación ligera,
- Piel muy seca: incomodidad y tirantez marcada, descamación intensa, agrietamientos y fisuras.
- Xerosis preatópica: piel áspera, rugosa (manchas de sequedad extrema) y presenta irritaciones.
Es importante distinguir entre piel seca y piel deshidratada. La piel seca es una condición permanente que tiende a ser más evidente en la piel madura, pero también puede ser una predisposición genética. La piel deshidratada, por su parte, es un fenómeno que puede afectar a todos los tipos de piel en un momento u otro de la vida, es reversible y pasajero; se caracteriza por sensaciones de tirantez localizada y puntual, y se debe a una mala fijación y pérdida de agua. Hay un malestar a nivel cutáneo, se perciben asperezas y a veces descamaciones pero es sólo que a la piel le falta agua.

Piel grasa
Este tipo de piel se caracteriza por una sobreproducción de sebo que se acumula y da lugar a una piel grasa. Hay que tener en cuenta que existen diversos factores que influyen en su producción, uno de ellos es la estimulación hormonal. Es por esta razón que durante la pubertad es una etapa propensa a la aparición de acné. El sebo es una mezcla de lípidos sintetizados bajo estimulación hormonal por las glándulas sebáceas presentes en la dermis. Contribuye en gran medida a la hidratación de la piel y aporta antioxidantes lipófilos a la superficie cutánea. Una piel grasa se caracteriza generalmente por su grosor, poros dilatados, aspecto graso, opaco y brillos. Esto se debe al exceso de sebo, que favorece la aparición de imperfecciones cutáneas como el acné y puntos negros. Este tipo de piel tiene tendencia a acné, debido a que la producción de sebo es disfuncional y hay déficit de vitamina E. Tema que hablaré en detalle más adelante.

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